Este blog no es diferente a otros, no tiene nada de especial ni nada nuevo en cuanto a la Historia Antigua de Sevilla, porque la Historia no se puede modificar, pero al igual que los otros, está hecho con el corazón y el amor a la tierra.
El conocerla es todo un regalo.

viernes

Arenal y Puerto siglo XVI

Puerto de Sevilla Siglo XVI

Importante desde la antigüedad, el puerto fluvial de Sevilla pasó a cobrar mayor importancia a partir del siglo XVI tras el Descubrimiento de América. Era un gran espacio económico desde el cual se realizaba una importante actividad comercial con puertos del Mediterráneo y las Canarias antes del Descubrimiento, y a partir de este, convirtió a Sevilla en la capital del comercio mundial.

Se encontraba situado en el Arenal, que era una explanada que se extendía entre las murallas y la orilla izquierda del Guadalquivir, entre la Puerta de Triana y la Torre del Oro Su carácter mercantil determinó el desarrollo del centro urbano, originando la aparición de arrabales, atarazanas, aduanas, astilleros, almacenes y posadas.

Arenal de Sevilla - Siglo XVI

El Arenal acogía gentes de toda clase: mercaderes, hidalgos, soldados, aguadores, calafates, carreteros, marineros, vendedores ambulantes, y un sin fin buscavidas. Era también un lugar propicio para los encuentros galantes, las reyertas, y las salidas en barca río abajo, para organizar picnics amenizados con música de guitarra y palmas.

miércoles

Teresa de Ávila en Sevilla - Siglo XVI

Así era Sevilla cuando la visitó Teresa de Jesús


Grabado" Sevilla sigloXVI  -  Dibujo de Hendrick Focken - Gabinete de Estampas de la Biblioteca Nacional

Teresa de Cepeda y Ahumada, conocida como Teresa de Jesús o Teresa de Ávila, llegó a Sevilla el 26 de mayo de 1575 acompañada de seis monjas, con el fin de establecer en la ciudad su undécimo convento. Para ello escogió la calle Alfonso XII, que entonces se llamaba calle Armas, cercana a la Puerta de Goles.
Sin embargo la ciudad no fue bien acogida por la Santa y no consiguió encajar en ella. Una serie de acontecimientos, además del clima que no soportaba, dejaron en ella un mal sabor de boca y turbios recuerdos, uno de los cuales no olvidaría nunca: Fue acusada ante el Tribunal de la Santa Inquisición por “iluminada”, y la denunciante no fue otra que María del Corro, una joven viuda a la que la Santa acogió en su congregación.
Gracias a la amistad que Doña Luisa de la Cerda, amiga de Santa Teresa, tenía con el Inquisidor General don Gaspar de Quiroga, arzobispo de Toledo, pudo salir airosa de aquella acusación.

No, Sevilla no gustó a Teresa y de ello dejó constancia en una carta que escribió y que se encuentra en el convento de las Carmelitas Descalzas del barrio de Santa Cruz:

“Las injusticias que se guardan en esta ciudad, la poca verdad, las dobleces...Yo le digo que con razón (Sevilla) tiene la fama que tiene. Yo confieso que la gente de esta tierra no es para mí y me deseo ver ya en la tierra de promisión. La abominación de pecados que hay por aquí son para afligir harto. El Señor lo remedie...”

Una pena que la Santa no gozara de Sevilla con todo el esplendor que regalaba en pleno fulgor de la etapa como Puerto de Indias.
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